Todo sobre Salamanca
Te contamos todo en detalle en nuestra guía de Salamanca: itinerario, indicaciones de Google Maps, historia, anécdotas y mucho más.
Empezamos.
Lunes de Aguas. El regreso de las prostitutas
Festividad popular que tiene lugar el lunes siguiente al lunes de Pascua.

Todo empezó en 1543 cuando Felipe II, entonces príncipe de Asturias, visitó Salamanca con motivo de su enlace con la princesa María Manuela de Portugal que se producirá el 13 de noviembre en la ciudad.
El joven príncipe tenía una percepción idealizada de Salamanca como el templo del saber, la palabra y la erudición.
Asombrado, se encontró una ciudad llena de sórdidas tabernas, de mancebías, de pícaros, de tahúres, de lazarillos y, sobre todo, de prostitutas en cada esquina.
La ciudad contaba con una población de unos 8000 estudiantes, gente joven con las hormonas revolucionadas, solos, sin padres, ávidos de sexo, alcohol y juerga, y Salamanca era el sitio perfecto para satisfacer sus deseos de ocio y desenfreno. Salamanca era un Erasmus sin fin.
Además, los estudiantes atraían a todo un submundo compuesto por criados, cantineros, alcahuetas, buhoneros, feriantes, jugadores y meretrices.
Fue entonces cuando Felipe II promulgó un edicto por el que ordenó que durante los días de Cuaresma y Pasión se prohibiera no solo comer carne, sino mantener relaciones sexuales.
Así que para que esto último no sucediese, las cortesanas eran conducidas extramuros. Se subían a unos barcos en donde ellas mismas se encargaban de remar utilizando ramas del rio -de ahí la palabra “ramera”-, para llegar a la otra orilla del rio Tormes.
En este exilio temporal eran conducidas tanto a la ida como a la vuelta por el llamado Padre Putas.
El lunes siguiente al Lunes de Pascua, las rameras volvían a cruzar el Tormes. Los estudiantes las recibían con gran jubilo y preparaban una gran fiesta llena de bebida y comida. Aquello acababa con melopeas, descontrol y desenfreno.
Hoy en día es una tradición, una fiesta que se celebra a las orillas del Tormes donde se come el hornazo, una empanada rellena de embutido y huevo cocido.
Doña María la Brava. La Guerra de los Bandos

María Rodríguez de Monroy, conocida posteriormente como María la Brava, había nacido en Plasencia, pero vivía en Salamanca desde su enlace con Enrique Enríquez de Sevilla, Señor de Villalba de los Llanos.
Durante el siglo XV las familias nobles se disputaban el poder de la ciudad que se había dividido en dos bandos separados por la Plaza del Corrillo.
En la Guerra de los Bandos se encontraban, por un lado, el bando de San Benito, y por otro, el bando de Santo Tomé.
María enviudo. Un día, tras una disputa en un juego, dos hijos de sus hijos fueron asesinados por jóvenes del bando de San Benito, quienes, asustados huyeron.
María, de fuerte carácter, organizó un grupo de hombres armados con el objetivo de vengar la muerte de sus pequeños. Cuando dieron con los asesinos, María los decapito sin miramientos para, finalmente, llevar sus cabezas ante las tumbas de sus hijos enterrados en la iglesia de Santo Tomé.
Así, los salmantinos la comenzaron a llamar María la Brava, quien ha pasado a convertirse en un arquetipo de la entereza, valentía e intransigencia.
La Guerra de los Bandos acabó con la mediación de San Juan de Sahagún en 1476 quien consiguió que firmasen un acuerdo de paz.
La Casa de María la Brava se va a convertir en la Casa de la Ciencia de Salamanca.
La Mariseca

El 25 de julio festividad de Santiago se coloca sobre la espadaña del reloj de la Plaza Mayor una pértiga coronada por una silueta de un toro de hojalata con una bandera de España.
Anuncia con una antelación de cuarenta y cinco días que las fiestas están próximas.
El día 8 de septiembre es la fiesta grande de Salamanca, la Virgen de la Vega.
Su origen es incierto, aunque se sabe que algo parecido se instalaba en la vieja Plaza de San Martín en el siglo XV.
El primer toro de hojalata es de 1840.
El origen de la universidad

A lo largo de los siglos XI y XII en Europa Occidental se produjo una etapa de auge económico acompañado del crecimiento de las ciudades, y la regeneración del clero impulsada por la reforma gregoriana (papa Gregorio VII).
Esta prosperidad económica provocó una creciente demanda de la educación para satisfacer las nuevas relaciones administrativas tanto en el ámbito civil como en religioso.
Hasta esa fecha la docencia se impartía en las escuelas de los monasterios y las catedrales. Sin embargo, comenzaron a crearse también escuelas urbanas y privadas.
El papado, los reyes y el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico comenzaron a apadrinar a las escuelas más prestigiosas dando origen a las studia generalia, “los estudios generales”, instituciones educativas de grado superior abiertas a estudiantes de cualquier procedencia geográfica y social que impartían materias especializadas.
Estas materias se basaban en las siete artes liberales que se dividían en dos grupos: trivium, “tres vías”, gramática, dialéctica y retórica, y quadrivium “cuatro vías”, aritmética, geometría, astronomía y música.
A diferencia de las artes liberales, que eran producto del pensamiento, se denominó artes vulgares a aquellas disciplinas que se producían mediante procedimientos manuales.
Estas instituciones eran la únicas que podían otorgar títulos académicos de magister o doctor tras la realización de un examen.
El otorgamiento de esto títulos estaba respaldado por la autoridad fundadora con la aprobación papal. Estos títulos fueron aceptados en toda la Europa occidental.
Muchos estudiosos afirman que fue en 1088 cuando un grupo de estudiantes y profesores de escuelas de leyes privadas fundaron la escuela de Bolonia que será una de las más prestigiosas de la Edad Media. Además, en 1158 se reconoció como studia generalia por el edicto imperial Authentica habita otorgado por el emperador Federico I Barbarroja.
Por primera vez aparecía por escrito los derechos, reglas y privilegios de las universidades europeas.
Así, los maestros y estudiantes de Bolonia tenían ciertas prebendas como estar exentos de pagar impuestos en el Sacro Imperio Romano Germánico.
En 1150, sin acta fundacional, el obispo Robert de Sorbón estableció studia generalia como complemento a la Escuela de Teología de Notre Dame. Nacía la Sorbona.
En 1208 surgieron los primeros studia generalia de la Península ibérica en Palencia.
En 1218 aparece el studia generalia de Salamanca.
El 8 de mayo de 1254, Alfonso X el Sabio confirmó de forma jurídica a la Universidad de Salamanca mediante una Real cédula conocida como Carta Magna del Estudio General de Salamanca. Fue refrendada al año siguiente por la Santa Sede mediante bula papal.
La denominación universitas, “universal”, se empleó para designar a la corporación de profesores y estudiantes que impartía títulos.
Hasta 1378, fecha del Cisma de Occidente, estaban en funcionamiento 28 universidades, de las cuales 6 se encontraban en la Península ibérica: Salamanca, Valladolid que había absorbido a Palencia, Murcia, Coímbra, Lérida y Huesca.
Las universidades más prestigiosas, Bolonia, París, Oxford y Salamanca atrajeron estudiantes de toda Europa convirtiéndose en los lugares de mayor producción intelectual e intercambio de conocimiento.
Goliardos, sopistas o tunos

El antecedente lo constituyen los goliardos o clericó vaganti (“clérigos errantes”) establecidos en la Francia del siglo XII, una hermandad variopinta de jóvenes monjes salidos del convento, sacerdotes apóstatas o escolares haciendo pellas.

Vagabundos, llevaban una vida disoluta entre burdeles y tabernas. Se ganaban la vida cantando sus poemas sobre el vino y el amor profano.
Con los studia generalia de Palencia (1208), Salamanca (1218), y la fundación de la Universidad de Salamanca (1254) aparecen los “sopistas”, lo que hoy conocemos como tunos.
Los “sopistas” eran estudiantes sin recursos que iban provistos de un cuenco, una cuchara y un tenedor de madera colgados del cinto para poder comer en cualquier lugar.
Se ganaban la vida tocando sus trovas, pícaras en muchos casos, a cambio de la “sopa boba”, que, o bien eran las sobras de la comida de un convento, o bien las de una taberna.
Son innumerables las referencias en la literatura, un par de ejemplos, Las Siete Partidas (1256) de Alfonso X, el Sabio y El Libro del Buen Amor (1330) de Juan Ruíz, el Arcipreste de Hita.
Es en el siglo XVI cuando se formaron las tunas tal y como hoy las conocemos.
Su indumentaria consta de una capa, jubón (chaqueta abullonada en los hombros) camisa blanca, medias, greguescos o calzas, zapatos negros, cinturón y la beca, banda sobre el pecho en forma de V que identifica a cada tuna y varía su color de acuerdo a la facultad a la que pertenezca según la tradición española.
Podríamos decir que los tunos, sopistas o goliardos han representado la bohemia universitaria.
La tuna está también representada en Portugal, Países Bajos, México, Guatemala, Colombia, Perú, Chile y Argentina.
Los instrumentos actuales de la tuna son principalmente los llamados de pulso y púa: laúd, bandurria y guitarra. También se toca la pandereta, el pandero, las castañuelas, el contrabajo, el acordeón y el violín.
La Escuela de Salamanca
La Historia de España está llena de tópicos que fueron escritos a partir del siglo XIX por hispanistas ingleses, franceses y alemanes. Lo peor de todo, que nos los hemos creído.
La Escuela de Salamanca fue una comunidad de eruditos que surgió en el siglo XVI. Realizaron una de las aportaciones más colosales a la historia del pensamiento.
Lo primero, escribir sus nombres en negrita para no olvidarles: Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Melchor Cano, Tomas de Mercado, Domingo Bañe, Luís de Molina, Francisco Suárez, Fray Luís de León, Martín de Azpilicueta, Juan de Mariana, Antonio de Nebrija, José Acosta, Francisco Salinas, Pedro Nunes, Juan Pérez de Moya, Juan Arfe y Villafañe, Hernán Pérez de Oliva…
Fueron los primeros en abordar el derecho internacional, el “derecho de gentes”, precursor del derecho internacional y los derechos humanos. El que posteriormente fue recogido en la Constitución de los Estados Unidos de América (1787), la Constitución francesa de (1791) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) de la ONU.
Mientras Calvino hablaba de la Teoría de la Predestinación, esto es, desde el principio de la Creación Dios sabía quién se salvaba y quién no, los doctores de Salamanca hablaban del libre albedrío y de la libertad individual.
Antonio de Nebrija escribió la primera gramática de la lengua castellana esencial para comunicarse con otros continentes. Hoy el castellano es la segunda lengua más hablada del mundo.
Domingo de Soto fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración constante. Base pare los posteriores estudios de Galileo Galilei y Newton.
José Acosta describió perfectamente lo que en el siglo XIX se llamaría corriente de Humboldt. También escribió sobre las ideas de la evolución, 250 años antes que Darwin.
Martín de Azpilcueta escribió sobre el origen democrático del poder.
Dejaron claro que los títulos de propiedad de los indios eran suyos, ni del rey, ni del papa.
Por encargo del papa Gregorio XIII, los matemáticos de la Escuela de Salamanca estudiaron la reforma del calendario, y propusieron la solución que se implantó posteriormente, el conocido como calendario Gregoriano.
La ciencia económica se inventó en Salamanca. Apareció la teoría cuantitativa del dinero, la teoría de la paridad del poder adquisitivo del dinero, la teoría de la utilidad marginal del dinero y los mecanismos de la competencia entre vendedores y compradores.
Escribieron sobre el libre mercado del que posteriormente se hará eco Adam Smith.
San Juan de Sahagún. “Detente, necio”
El día 12 de junio se celebra la fiesta de San Juan de Sahagún, patrón de Salamanca.
Sus restos reposan en una urna de plata debajo del altar mayor de la Catedral Nueva. Tres llaves son necesarias para su apertura disponiendo de ellas, el obispo de Salamanca, el alcalde y el prior de los agustinos del monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Juan González del Castillo, San Juan de Sahagún, fue un agustino, no erudito, pero sí de buen corazón. Consiguió poner paz entre los del “bando de San Benito” y los del “bando de Santo Tomé”.
Es famoso por realizar diversos milagros.

Un día, un toro se escapó soltando gañafones en su huida. Despavorida, la población buscó refugio.
Fue entonces cuando, como si de un super héroe de Marvel se tratase, apareció de la nada. Se puso delante del morlaco con los pies atornillaos al albero. Miró fijamente al astado, y como marcan los cánones desde Pepe Hillo, serenamente paró, templó y mandó diciendo al animal: “Detente, necio”.
El toro se calmó, miró fijamente al fraile, y se le acercó dejándose acariciar la testuz.
Desde entonces esa calle recibe el nombre de Tentenecio. Subiendo se encuentra la Puerta de los Carros, por donde salían los estudiantes que habían suspendido.
Otro milagro en la Calle Pozo Amarillo.


Un niño cayó a un pozo profundo. Nadie podía socorrerle hasta que llegó San Juan de Sahagún quien le tiró el cíngulo (cordón con borla que ciñe el hábito) e hizo que las aguas del pozo subiesen salvado al pequeño.
Entre la Plaza del Mercado y la Plaza de Santa Eulalia.
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