Plano de Sintra

Cómo llegar y qué ver
Importante.
Si vas a visitar Sintra en un día, por ejemplo, desde Lisboa en un viaje de ida y vuelta, o bien si vas de paso a otra localidad deberás escoger bien lo que vas a ver.
VER TODO EN UN DÍA NO DA TIEMPO. ELIGE LO QUE MÁS TE GUSTE.
La última entrada a los monumentos es a las 18h.
MÁS VALE VER ALGO BIEN Y DISFRUTARLO QUE NO INTENTAR VER TODO A LA CARRERA.
Calzado cómodo.
Sintra está situada a unos 33 km de Lisboa.
Opciones para llegar.
- Tour organizado donde también puedes incluir Cascais. Alrededor de 90€.
 - Comboio (tren). Desde la estación del Rossio salen dos o tres trenes cada hora a la estación de Sintra.
 
No hay reserva de asientos.
Duración del trayecto: entre 40 a 50 minutos.
Salir bien temprano.
Ticket de ida y vuelta: 4,80€
- Automóvil. Si vas a tomar un coche ten presente que es muy complicado aparcar en Sintra y lo más probable es que lo dejes en el aparcamiento de la estación de tren que está alejada de los lugares a visitar.
 
Los principales sitios de interés son:
- Palacio da Pena.
 - Castelo dos Mouros.
 - Quinta da Regaleira.
 - Palacio de Monserrate.
 - Palacio Nacional de Sintra.
 - Centro de Sintra.
 
Para llegar hay que subir empinadas cuestas. ¿cómo llegar?
- Andando. No recomendable. Sobre todo si disponemos de un día para ver Sintra.
 - Autobús 434 de Scotturb realiza un recorrido circular. No recomendable. Tiene multitud de quejas tanto por los precios, que no es el anunciado (1,50€ por día) como por los horarios. Ojalá haya cambiado.
 - Uber o Bolt. Buena opción. Conocemos el precio de antemano.
 - Tuk-Tuk. Diversidad de precios.
 
Breve historia de Sintra. El glorioso edén
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995.
Sintra parece inspirada en un cuento de hadas con mansiones, castillos y palacios desperdigados por toda la montaña.
Se dice que los druidas (sacerdotes celtas) realizaban ceremoniales para conectar con la Madre Naturaleza.
Ellos fueron los que le dieron el nombre de “monte de la Luna”.
Toda esta región fue una donación del rey Afonso Henriques a la orden templaria por su apoyo en la expulsión de los musulmanes (batalla de Ourique. 1139), y su acceso al trono como Alfonso I de Portugal.
Gracias a su clima y naturaleza Sintra se convirtió en el siglo XIX en el primer centro de la arquitectura romántica de Europa.
Allí fue donde la nobleza lusa construyó sus residencias de verano.
Sintra ha sido el lugar propicio para desarrollar la imaginación de músicos y escritores como Luís de Camoens, Eca de Queiros, Gil Vicente, Almeida Garret, Richard Strauss o Hans Christian Andersen.
Lord Byron la definió como “glorioso Edén”.
Todos ellos tenían la característica en común de pertenecer a la masonería y ser amates de lo oculto.
Palacio da Pena



Reserva la entrada con antelación. Está masificado.
Las entradas cuestan 20€ y van con horario.
Hay que estar en el parque media hora antes de entrar porque la hora del ticket es la del acceso al palacio y hasta llegar a él hay que cruzar el parque.
Hay un empinado paseo hasta arriba. Se puede hacer caminando.
Otra opción es la de tomar un minibús (3€). Se encuentra en la taquilla y hay que hacer cola.
La visita te llevará de dos a tres horas.
Con toda la intención fue edificado en lo alto una montaña.
Fue la residencia de verano de la familia real de portuguesa durante el siglo XIX.
Según la tradición aquí se apareció la Virgen María siendo durante siglos lugar de adoración y retiro para los monjes.
En el siglo XII se construyó una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Pena.
Posteriormente, Manuel I mandó construir el Real Monasterio de Nossa Senhora da Pena que fue entregado a los jerónimos.
Como tantos otros lugares de Lisboa, el terremoto de 1755 lo dejó en ruinas.
En 1836 la reina María II se casó con Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha, sobrino de Leopoldo I de Bélgica.
Fernando, además de un poliglota, hablaba ocho lenguas, disponía de una exquisita educación basada en las artes y la música. Asimismo, fue un gran coleccionista y mecenas.
Enamorado de Sintra compró el monasterio en ruinas junto al bosque que lo rodeaba como regalo para su esposa María II de Portugal con el objetivo de utilizarlo como residencia de verano.
Sin embargo, la reina María no lo vio terminado, murió en 1853 dando a luz al undécimo hijo de la pareja.
Fernando encargó el diseño del nuevo edificio a Ludwig Von Eschewege quien realizó una fantasía arquitectónica muy del gusto del Romanticismo mezclando diferentes estilos arquitectónicos.
Recuerda a otra fantasía romántica: el castillo Neuschwanstein de Baviera. La idea de Luís II de plasmar en piedra la ópera Lohengrin de Richard Wagner.
Elementos románticos que evocan la Edad Media son las torres de vigilancia, los caminos de patrulla o el puente levadizo.
Asimismo, aparecen referencias arquitectónicas manuelinas y moriscas.
El parque es una vasta zona boscosa que se extiende a lo largo de 200 hectáreas que rodean el palacio.
Está repleto de senderos, caminos secretos, pabellones, lagos, estanques y árboles exóticos diseñados a partir de las órdenes dadas por Fernando.
Algunos de los árboles exóticos son:
- Secuoyas de América.
 - Gingkos de China.
 - Cryptomeria de Japón.
 - Helechos de Australia.
 - Suculentas de África.
 - Helechos arborescentes de Australia y Nueva Zelanda.
 
Fernando se casó con la condesa de Edla, cantante de ópera, y ambos pudieron disfrutar del palacio.
A Fernando, tras el derrocamiento de Isabel II de España en 1868 se le ofreció el trono español, pero lo rechazó.
El palacio fue pasando a los siguientes reyes portugueses hasta que se proclamó la Primera República en 1910. En ese año se abrió al público.
En 1995 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Lo mejor del palacio se encuentra en el exterior.
Terraza del Tritón.
En la entrada principal se encuentra una “alegoría de la creación del Mundo”, una figura mitad hombre, mitad pez que recibe al visitante.

Terraza de la Reina.
Desde la que se obtienen unas espectaculares vistas del Atlántico, Lisboa y la Cruz Alta.
Claustro Manuelino.

Revestido con azulejos del siglo XVI.
Quinta da Regaleira
Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1995.

Al entrar, todo los que nos rodea parece estar lleno de misticismo, simbolismo, misterio, y… magia.
Se dice que había un camino sagrado que pasaba por la finca.
António Augusto de Carvalho Monteiro, conocido como Monteiro dos milhões (Monteiro, el de los millones) había nacido en Río de Janeiro de padre portugués y madre brasileña.
Fue no solo un millonario que heredó una fortuna proveniente del café y las piedras preciosas, sino también un filántropo que se licenció en Derecho en la Universidad de Coímbra, un bibliófilo y un aficionado a la astrología, el esoterismo y las ciencias ocultas.
Fue un personaje realmente singular. En 1900 encargó en París un reloj Leroy 01, “el reloj más complicado del mundo”, que disponía de 25 funciones. Se lo terminaron en 1904.
Carvalho Monteiro quiso construir en Sintra una residencia estival para su familia, para lo que compró en 1893 en subasta pública una finca de cuatro hectáreas que había pertenecido a la Vizcondesa de Regaleira, una familia de comerciantes adinerados de Oporto.
Carvalho Monteiro sabía que estaba comprando un antiguo terreno templario.
Encontró en el arquitecto y escenógrafo italiano Luigi Manini, también masón, a la persona perfecta para llevar a cabo sus sueños: un palacio con jardines, lagos, grutas y edificios enigmáticos.
Las obras comenzaron en 1904 finalizando en 1910.
El resultado es la puesta en escena de los valores del Romanticismo, esto es, la unión con la naturaleza, la exaltación de la fantasía y de las emociones, la nostalgia de tiempos pasados, en especial de la Edad Media, y el tratamiento de temas místicos y sobrenaturales.
La Quinta fue construida en diferentes niveles, cuesta arriba.
El recorrido comienza en el palacio y a medida que subimos encontraremos puntos clave que fueron diseñados para alcanzar la iluminación espiritual.
Se dice que la finca está estructurada como una especie de viaje mitológico que guía a los visitantes a través de los jardines simbólicos como si se tratara de una búsqueda similar a la que afrontaban los héroes de las famosas epopeyas griegas como La Odisea y La Ilíada.
Carvalho Monteiro conocía muy bien todos los símbolos de la masonería templaria ya sea porque los estudió o porque era un iniciado.
No sólo el palacio, sino también los jardines y el pozo fueron construidos con referencias tanto al paganismo como al cristianismo.
Carvalho Monteiro era monárquico, católico y masón.
En Portugal se llamaba Masonería Templaria porque los masones también eran cristianos.
La masonería era ecuménica, no era necesario ser cristiano o tener otra religión para pertenecer a la Hermandad.
El Palacio da Regaleira

Es el edificio principal, la residencia familiar.
Es un palacio neogótico con elementos manuelinos.
Interior.
Sala de caza.

Llena de simbolismo. El nombre de la estancia hace referencia a su apellido, Monteiro, que en portugués significa cazador. Y en el uso del roble hace referencia a su otro apellido, Carvalho, que significa roble.
Destaca la chimenea obra del escultor Rodrigo de Castro.
Inspirado en los bestiarios medievales toma al pelícano abriéndose el pecho para alimentar a sus crías.
Simboliza a Cristo dando su carne y su sangre en el sacrificio de la cruz para que sus hijos puedan alimentarse.

Sala de los Reyes.

Lugar de reunión de los invitados.
Aparecen representados 4 reinas y 20 reyes de la monarquía portuguesa junto a los escudos de las Lisboa, Oporto, Coímbra y Braga.
La sala renacentista.

Espectacular techo artesonado de roble con paneles de madera tallados meticulosamente en las paredes.
Los íconos dorados que salpican la pared a intervalos regulares son monogramas que representan la unión de Carvalho Monteiro con su amada esposa Perpétua Augusta.
La sala octogonal.
En el segundo piso. El número 8 cobra un significado especial de transcendencia.
El diseño de la habitación se inspiró en el Convento Templario de Tomar fundado en 1162 por Gualdim Pais, caballero de Alfonso I de Portugal y Gran Maestre del Temple.

El laboratorio alquímico y la terraza.

Pozo Iniciático

Torre invertida de 27 m construida en piedra alrededor de un pozo que desciende en espiral hasta llegar al fondo donde se haya una rosa de los vientos con la Cruz de los Templarios.
Lugar donde se realizaban los ritos de iniciación.
El candidato llegaba con los ojos vendados sin saber dónde estaba. Bajaba al pozo con una espada cerca del corazón.
La escalera en espiral desciende a través de 9 niveles separados por 15 peldaños.
En total hay 139 escalones. El número no es aleatorio. Uno, tres y nueve sumados dan como resultado 13, un número sagrado en numerología que se dice que representa la muerte y el renacimiento, además de significar el paso a un estado superior de conciencia.
Para los masones, bajar por el pozo significa descender dentro de uno mismo en busca de lo más profundo del alma.
El Grado Decimoquinto del Rito escocés corresponde al Caballero de Oriente o Caballero de la Espada, un caballero errante relacionado con la Novelas de Caballerías.
Se dice que los 9 rellanos corresponden a los 9 círculos del infierno de la Divina Comedia de Dante Alighieri.
En el fondo se encuentra una estrella de ocho puntas incrustada en su interior, una cruz templaria.

Cuando pensamos en Templarios pensamos en octógonos, pero aquí se refiere a ocho más uno, esto es, los ocho Caballeros Templarios más el Gran Maestre (círculo) que fundaron la orden en 1119.
A partir de este punto el iniciado se adentra en la oscuridad, en un laberinto de cuevas de entre las cuales debe encontrar la que le lleve a la salida.
Es tanto una búsqueda literal como metafórica hacia la luz.
Cada pasaje conduce a diferentes salidas. A la luz del día se sale a través del Lago de la Cascada.

Representa el paso de la ignorancia al conocimiento, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la reencarnación.
Al llegar al agua, el siguiente desafío era cruzar el lago a través de las piedras. Si el aspirante a iniciado era capaz de lograrlo se dirigiría a la capilla donde, según se dice, sería recibido en la Hermandad. El viaje simbólico hacia la iluminación estaba completado.
El Pozo Iniciático está conectado con varios puntos de la finca como la Entrada de los Guardianes, el Lago de la Cascada y el Pozo Imperfecto.

Capilla de la Santísima Trinidad
De estilo neomanuelino.

Para el iniciado en la Masonería Templaria su camino finalizaba aquí, donde era recibido por un hermano.
En realidad, no es una capilla, sino dos capillas. Una encima de la otra, porque debajo hay una cripta.
En el altar se encuentra un Cristo resucitado.
Los templarios no creían en Cristo muerto. No hay iglesias templarias que muestren a Cristo crucificado.
El suelo tiene un diseño de tablero de ajedrez, como en la bandera templaria.
También aparece la Cruz de la Orden de Cristo sobre una esfera armilar.

El Ojo que todo lo ve u Ojo de la Providencia.
Según la masonería simboliza a Dios como el Gran Arquitecto del Universo que observa cada acción.

Jardines de Quinta da Regaleira.
Incluye fuentes, túneles, una pequeña cascada, un lago y una capilla.
Aparecen referencias mitológicas, símbolos templarios, figuras místicas y enigmas alquímicos.
La Casa de Ibis

Rinde homenaje al ibis sagrado. Los antiguos egipcios veneraban a este pájaro como portador de almas al Más Allá.
El ibis también está vinculado a Thot, el antiguo dios egipcio de la luna, el aprendizaje, la escritura, la sabiduría y la magia.
Fuente de la Abundancia

Es un lugar de purificación.
Los dos pilares simbolizan a Joaquín y Boaz, el nombre de las dos columnas de bronce que se encontraban en el pórtico del Templo de Jerusalén. Otra clara alusión a la masonería.

Aparece una cabeza de un sátiro que representa el caos junto a la de un carnero que representa el orden. Entre ambos se encuentra una concha que simboliza el equilibrio entre ellos.
En el bosque se encuentran árboles de todo el mundo: sequoias de América del Norte, magnolias del sudeste asiático, cícadas de América Central o un pino de Nueva Zelanda.
Portal de los Guardianes
Debajo de la torre central se encuentra una de las salidas del Pozo de la Iniciación.

De estilo manuelino aparecen conchas y algas marinas incrustadas en la fuente.
En el centro, custodiando la entrada, se ven dos guardianes con forma monstruosa.
Frente a ellos se encuentra la Terraza de los Mundos Celestiales y la Torre del Zigurate.

Castelo dos Mouros

Ruinas de una fortificación musulmana de los siglos VIII-XII que protegía la zona.
Conquistado por los cruzados en 1147.
Palacio y Jardines de Monserrate



Sin aglomeraciones. El precio de la entrada es de 12 €. Descuento del 15% con la Lisboa Card.
Tiene su origen es una capilla del siglo XVI dedicada a Nossa Senhora de Monserrate, esto es, La Moreneta, La Virgen de Montserrat, la patrona de Cataluña.
Sobre estos restos se construyó el primer palacio, aunque fue Francis Cook, rico comerciante inglés, quien le dio el aspecto que hoy tiene a mediados del siglo XIX.
También fue él quien se encargó de crear el maravilloso jardín de siete hectáreas.
Cook se arruinó tras la Segunda Guerra Mundial y tuvo que vender el palacio. Este hecho hizo que el edificio estuviera abandonado hasta que el gobierno portugués lo restauró.
Lord Byron estuvo aquí acomodado.
De estilo ecléctico, mezcla el gótico, el morisco y el hindú.
Tiene influencias del Duomo de Florencia y la Alhambra de Granada.

Puerta de nogal con el tema de Diana cazadora.

Salón de música.

Palacio Nacional de Sintra

Palacio urbano comenzado a construir en el siglo XV.
Era uno de los palacios de la familia real portuguesa.
Estilo ecléctico.
Destaca por sus dos torres con forma de chimenea cónica.

        
