La mujer que salvó el patrimonio de Florencia

Cada 18 de febrero, fecha del fallecimiento de Anna María Luísa de Medici, para honrar su figura, la ciudad de Florencia celebra un desfile desde la Piazza della Signoria hasta la capilla de los Príncipes, lugar donde se encuentra su sepultura.

La muerte de la última Gran Princesa Medici ponía fin a 300 años de dominio de la familia en la ciudad.

Conocida como Elettrice Palatina (Electora Palatina) por su matrimonio con el duque elector del Palatinado, una vez fallecido su marido regresó a Florencia.

Anna María no solo se dedicó al mecenazgo, sino también fue una persona inteligente, de gran cultura y amante de las artes.

Visto que los Medici no te tenían descendientes, la ciudad pasó a manos de la Casa Lorena.

Anna María había visto como Urbino, la ciudad donde Federico III de Montefeltro había creado la mayor biblioteca de Italia, tras la caída de la casa de los Della Rovere, su patrimonio cultural sencillamente fue expoliado.

Tomando el ejemplo de Urbino y con una visión de futuro y amor a Florencia, Anna María de Médici firmó en 1737 el “Pacto de Familia”, un documento por el que la Casa Lorena, los nuevos gobernantes de la ciudad, se comprometían por escrito a prohibir llevarse cualquier obra de arte fuera de la ciudad.

El documento lo han respetado todos sus sucesores.

De esta forma, hoy podemos disfrutar del inmenso patrimonio artístico de Florencia.

Una estatua en la Basílica de San Lorenzo recuerda su memoria.

Amores platónicos. Musas de la inspiración: Simonetta y Beatriz

Sandro Botticelli, fallecido en 1510, como último deseo pidió ser enterrado en la Iglesia de Todos los Santos a los pies de la tumba de su musa, Simonetta Vespucci fallecida en 1476.

Simonetta Cattaneo era una bellísima joven de familia genovesa que se casó a los 16 años con el rico florentino Marco Vespucci convirtiéndose en Simonetta Vespucci.

Botticelli apenas se cruzó con ella un par de veces, lo suficiente para enamorarse perdidamente de ella.

Simonetta murió con 23 años de neumonía. Botticelli decidió guardarle ausencia no casándose jamás.

La retrató durante toda su carrera.

Beatrice Portinari (1265-1290) de familia noble florentina fue el gran amor del autor de la Divina Comedia, Dante Alighieri (1265-1321).

La primera vez que se vieron eran unos niños. Sin embargo, desde ese momento Dante no logró sacársela de la cabeza convirtiéndola en su musa.

Apenas se vieron un par de veces, y la única vez que ella le dijo unas palabras, él enmudeció no pudiendo replicar.

Dante se casó y tuvo hijos, pero Beatriz fue su inspiración y amor secreto hasta el fin de sus días.

Martes de Carnaval de 1497. La Hoguera de las Vanidades

Ese día, 7 de febrero, en la Piazza della Signoria los florentinos fueron depositando maquillajes, espejos, joyas, lujosos vestidos, libros, obras de arte…en una inmensa pira para ser quemados en la que llamaron “La Hoguera de la Vanidades” .

Pero ¿quién era el encargado de valorar lo que debía o no ser quemado?

Pues no era otro que Girolamo Savonarola, un monje dominico de gran oratoria que llegado desde Ferrara se estableció en Florencia predicando que había que acabar con los caprichos mundanos, el paganismo y la soberbia para aplacar la ira de Dios a través de la austeridad y la oración.

¿Reformador o fanático?

Unos años antes, Jan Hus, sacerdote y teólogo checo, fue quemado en 1415 por hereje tras denunciar la corrupción, el nepotismo (el nombramiento de familiares o amigos como altos cargos), la venta de indulgencias (el perdón de los pecados pagando por un documento), en definitiva, el abuso de poder por parte de la jerarquía eclesiástica.

Unos años después de Savonarola, en 1517, el agustino Martín Lutero inició la Reforma Protestante con los mismos argumentos.

Los tres querían volver a lo ellos consideraban los orígenes de la Iglesia católica.

Savonarola se enfrentó, por una parte, a los Medici, en la persona de Pedro, el sucesor de Lorenzo el Magnifico, y por otra, al valenciano Rodrigo de Borja, el papa Alejandro VI.

Rodrigo de Borja consiguió el solio pontificio gracias a su tío el papa Calixto III.  Vivió en el Vaticano con su mujer y sus hijos. Maquiavelo escribió de él: “no hizo nunca otra cosa que engañar al prójimo”.

El libro El Príncipe está basado en César Borgia, uno de los hijos del papa.

Savonarola se apoyó en los ejércitos de Carlos VIII de Francia que, de camino a Nápoles para reclamar el trono, se alió con el monje dominico.

Asimismo, contó con el favor de los comerciantes florentinos que pensaban que podían manejarlo.

Personalidades como Sandro Botticelli o Miguel Ángel simpatizaron con sus discursos. De hecho, durante esa época, la obra pictórica de Botticelli se volvió más espiritual.

Por supuesto contaba con el apoyo del pueblo que enardecía con las soflamas del dominico en el púlpito de la iglesia de Santa María de las Flores.

Cuando las tropas francesas se retiraron de Florencia fue el momento que aprovechó el papa Alejandro VI para enviar a su ejército a detener al monje.

Y…quien a hierro mata a hierro muere. Como Maximilien Robespierre, el instaurador del Terror en Francia, Girolamo Savonarola fue quemado el 23 de mayo de 1498 en el centro de la plaza de la Signoria.

El Corredor Vasariano

En 1565 la familia Médici se trasladó del Palazzo Vecchio en la Plaza de la Signoria al Palazzo Pitti, al otro lado del del rio.

Cosme I, Gran Duque de Florencia, encargó al arquitecto Giorgio Vasari que le construyese una estructura que le permitiese desplazarse a pie de un sitio a otro.

Los Medici habían acabado con la República florentina convirtiéndola en una monarquía hereditaria.

Los ánimos estaban caldeados y Cosme tenía miedo de ser víctima de un atentado.

En cinco meses la estructura estaba concluida. La pasarela conducía a Cosme desde su casa a su despacho sin poner un pie en el suelo, sin cruzar el rio y, también, sin tener que soportar el hedor de los puestos de los comerciantes, y sobre todo, sin mezclarse con la plebe.

Se le llamó “El Corredor Vasariano” en honor al arquitecto.

El recorrido empezaba en el Palazzo Vecchio, pasaba por la Galería Uffizi, continuaba sobre el Ponte Vecchio hasta la iglesia de Santa Felicita donde los Medici disponían de un balcón para asistir a misa sin juntarse con el pueblo, para finalizar en residencia del Palazzo Pitti

Es posible visitarlo, pero no es sencillo encontrar entradas.

Los candados del amor en retirada

Tan famosos como el David de Miguel Ángel o el duomo durante unos años lo fueron los candados amor del Ponte Vecchio.

La tradición de amarrar candados a los puentes y después tirar su llave al rio en señal de romanticismo y amor perpetuo proviene de la novela rosa Ho voglia di te (“Tengo ganas de ti”) de Federico Moccia que se llevó al cine.

Sus personajes colocaban un candado en el Ponte Milvio de Roma en señal de amor eterno.

Pronto se extendió por el mundo; Ponte Vecchio, Pont des Arts (París), isla de Kampa (Praga), llegando hasta Da Nang (Vietnam) en el Love Lock Bridge.

Pues bien, en 2015 el Ayuntamiento de París promulgó un bando donde se prohibía la colocación de candados en los puentes por riesgo de colapso e insalubridad. Florencia siguió el ejemplo.

Sin embargo, en Praga, en Vietnam y en otros lugares son presentados como una atracción turística.

Los Medici

Si los Visconti y los Sforza dominaron Milán, los Este Ferrara, los Gonzaga Mantua y los Della Rovere Urbino, durante 300 los Medici controlaron Florencia.

De origen humilde procedían de Mugello, a unos 40 km de Florencia.

Medici parece significar curandero, médico, el oficio del miembro más antiguo de la familia.

En el siglo XIII se trasladaron a Florencia atraídos por el potencial económico de la ciudad para dedicarse, primero al comercio de la lana, y posteriormente para montar una mesa de cambio, de préstamo con intereses, lo que por entonces se llamaba “usurero” y estaba mal visto porque así lo decía la Biblia.

Fueron los mejores representantes de la burguesía en la primera época de expansión del capitalismo financiero. Crearon un auténtico emporio empresarial a través de la banca. De ahí dieron el paso a la política para finalmente controlar las riendas del poder de Florencia.

Los Medici han sido una de las familias más influyentes en la historia del arte.

Su visión, sensibilidad artística junto a un exquisito buen gusto a la hora de elegir arte y artistas a los que patrocinar o comprar sus obras hicieron de Florencia una de las ciudades más bellas y poderosas de Italia.

Sin ningún género de dudas fueron uno de los grandes impulsores del Renacimiento italiano, de hecho, el Renacimiento no habría sido lo mismo sin ellos.

El mecenazgo artístico era una estrategia política que aportaba publicidad y prestigio. Era una de las formas de rivalizar con las otras ciudades-estado italianas.

4 papas.

  • Giovanni di Lorenzo de Medici. León X (1513-1521).
  • Julio de Medici. Clemente VII (1523-1534).
  • Giovanni Angelo Medici. Pío IV (1559-1565).
  • Alessandro Octaviano de Medici. León XI. Papa durante 26 días de abril de 1605. Se cree que fue envenenado.

7 Grandes Duques:

  • Cosme I (1519-1574).
  • Francesco (1541-1587).
  • Ferdinando I (1549-1609).
  • Cosme II (1590-1621).
  • Ferdinando II (1610-1670).
  • Cosme III (1642 -1723).
  • Gian Gastone (1671-1737).

2 reinas de Francia:

  • Catarina de Medici (1519-1589) consorte de Enrique II
  • Maria de Medici (1573-1642) consorte de Enrique IV. Apodada “la gran banquera”. Los reyes de Francia eran acreedores de los Medici.

Miembros destacados:

  • Giovanni di Bicci de’ Medici (1360-1429).

Heredó la mesa de cambio de la familia en su peor momento. Fundador de la saga. Padre de Cosme de Medici y bisabuelo de Lorenzo El magnífico.

Giovanni convertiría a la familia en una dinastía.

Supo seleccionar sus inversiones. En un par de décadas paso a ser, de un simple prestamista a fundar el Banco Medici. Prestó dinero a nobles y a la Iglesia.

Por otro lado, comenzó con la actividad de compraventa de arte.

  • Cosimo El Viejo / Cosme de Medici.

Fue uno de los personajes clave en el ascenso de los Medici. Heredó la fortuna de su padre, Giovanni, y la aumentó. Además, introdujo de lleno a la familia en la administración y política florentinas que en aquel entonces era una república.

Desde 1434 instauró un poder dictatorial en Florencia, aunque se mantuvo alejado de los cargos principales poniendo en ellos a sus clientes a los que controlaba por medio de sus deudas.

Fundó la Academia Platónica a imagen de la que ya existía en Bizancio.

Cosme tomó bajo su protección al hijo de su médico, Marsilio Ficino, al que le dio una esmerada educación basada en medicina, filosofía e idiomas, para posteriormente ordenarlo como canónigo de la Catedral de Florencia.

Marsilio Ficino no solo tradujo a los clásicos de la biblioteca de Cosme, sino que los estudió y recuperó su sabiduría. Es por esto que se le considera el verdadero artífice del Renacimiento Neoplatónico.

Cosme hizo de Florencia el foco de la incipiente cultura renacentista a donde llegaban los eruditos de todo el mundo.

Revolucionó el concepto de mecenazgo. Apostó por pintores como Fra Angélico y Fra Filippo Lippi y escultores como Donatello.

Pero, sobre todo, su apuesta más importante y arriesgada fue la elección del joven e inexperto arquitecto llamado Filippo Brunelleschi, el que llevó a cabo la cúpula de Santa María de las Flores.

  • Pedro de Medici.

Humanista e intelectual era hijo de Cosme el Viejo. Se dedicó a coleccionar libros clásicos creando una de las mayores bibliotecas de Italia.

Mecenas de Benozzo Gozzoli, Paolo Ucello y Pollaiuolo.

  • Lorenzo El Magnífico (1449-1492).

Hijo de Pedro. Fundamental para la historia de Florencia y del Renacimiento.

Cuando murió su padre tenía 19 años.

Desarrolló una imparable carrera política, artística e intelectual.

Fue educado por Marsilio Ficino en el círculo del neoplatonismo.

Al igual que su abuelo, estaba interesado en la magia y el conocimiento arcano.

Gracias a Lorenzo Florencia se convirtió en una de las ciudades más importantes de Europa.

Fue mecenas de Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Andrea Verrocchio, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, a quien adoptó de joven como si fuera su propio hijo.

Enemistado con los Pazzi y el papa Sixto IV, en la misa del domingo 26 de abril de 1478, estos enviaron sicarios que mataron a puñaladas a su hermano Giuliano saliendo Lorenzo malherido.

Los partidarios de los Medici apresaron a los conjurados a los que ahorcaron.

Finalmente, Lorenzo supo conseguir la paz colocando Giovanni como el papa León X.

Gran Duque Cosme I. (1519 -1574).

El papa Pío V le coronó como Gran Duque de Toscana.

Fue un tirano. Bajo su principado Florencia alcanzó el apogeo de su poder en Italia conquistando Luca y Siena.

Fue el último gran dirigente del Renacimiento italiano.

Creó los Uffizi, originariamente destinado a alojar el gobierno y, hoy en día, una de las más prestigiosas galerías de arte del mundo.

Promocionó la Universidad de Pisa.

Creó un ejército y una flota que, junto a la del papa, la veneciana y la española, participó en la Batalla de Lepanto (1571) contra los turcos.

Mecenas del escultor Benvenuto Cellini y el arquitecto Giorgio Vasari.

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